¿Saldremos mejores y más sabios?

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¿Saldremos mejores de esta?

 

Ya estamos en Mayo, el mes de las flores, el de la primavera por excelencia y el de mi cumpleaños, otro mes que el confinamiento ha hecho desaparecer del calendario entre Estados de Alarma y cambios de fases. Como ha cambiado el concepto de las horas, los días, los meses y hasta los años.

 

En unos días añadiré uno, cumplo años, “taitantos”, pasando ya el ecuador, son ya más “tantos” que “tai”. El año pasado por estas fechas estaba en Bielorrusia, me autorregalaba por mi cumpleaños uno de mis sueños viajeros. Como pasa el tiempo, ¿verdad?

… pero ¿Cómo pasa el tiempo?

 

Calendario mes de mayo, Lenin en Minsk, Bielorrusia

 

 

 

 

 

 

¿El tiempo es oro?

 

Ese bien tan preciado que se nos escurría entre los dedos como un puñado de arena debido a la vorágine del día a día, pareció detenerse por completo hace 2 meses. El tiempo corría ahora a otra velocidad, como si las manecillas del reloj se movieran más despacio, el lapso había dejado de ser entre cosas que hacer para pasar a medir el sentir, como picos de una montaña rusa y el estar… ese que creemos eterno, pero que es sumamente efímero, puro espejismo. Mientras unos parecían hipnotizados por el movimiento de los granos del reloj de arena al caer, otros arañaban minutos al de la vida aferrándose al suave pero implacable movimiento del segundero.

¿Es el tiempo oro realmente?
“El tiempo no es oro, el oro no vale nada; el tiempo es vida” que decía José Luis Sampedro.

 

Tiempo

 

 

 

¿Somos más sabios con el paso de los años?

 

Las personas somos producto de nuestras vivencias, nuestras experiencias y nuestras emociones, no de la edad cronológica. Los años no nos añaden madurez de forma automática, del mismo modo que tener más información no nos aporta más conocimientos, ni aumentar los conocimientos nos hace más sabios. No son sinónimos y nunca lo han sido, confundir conocimientos con sabiduría es uno de los grandes males de nuestra era. Sabiduría es asimilar la experiencia, saborear el conocimiento, añadirle valores, reflexionar, interiorizar y modificar desde dentro hacia fuera.

 

Templo Camino Kumano Kodo, Japón

 

 

La sociedad de la información nos ha malacostumbrado a la inmediatez, lo quiero y lo quiero ya, hemos perdido el arte de la paciencia y el saber esperar. Podemos obtener montañas de información que nos sepulten a golpe de click en un abrir y cerrar de ojos, pero la sabiduría es transformadora y toda metamorfosis requiere de tiempo. Entre saborear y engullir hay una gran diferencia.

 

Ya lo decía Kavafis, pide que el camino a Itaca sea largo…

“Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.

Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,

entenderás ya qué significan las Itacas.”

 

…nunca dijo nada de llegar cuanto antes.

 

Flores, Lituania

 

 

 

La hormiga en la colonia, inteligencia animal

 

La amazonía ecuatoriana me caló muy profundamente, cambió muchas de mis concepciones sobre la vida, la naturaleza y su delicado equilibrio. Fui consciente de su armonía y hasta me hizo sentir la presencia de los espíritus de la selva.

 

Amazonia ecuatoriana
Amazonia ecuatoriana

 

 

En una de mis caminatas por el interior de la Amazonía, en el Parque Nacional de Yasuní me detuve a observar una fila de hormigas Atta, que perfectamente ordenadas y custodiadas por hormigas soldado, trasportaban hojas hasta la colonia. Con el temblor de la tierra tras mis pasos algunas se desorientaron, pero rápidamente las hormigas soldado acudieron en su ayuda como perros pastores a reorganizar la fila. Un espectáculo tan breve como fascinante, pero su estricta organización y jerarquía no acababa ahí, antes de entrar en el hormiguero las hormigas encargadas de la basura hacían una selección de las hojas, permitiendo que entraran solo las buenas, las que tienen hongos necesarios para su alimentación. Estas hormigas recolectan hojas pero no se las comen, las procesan para utilizarlas como un sustrato para el cultivo de un hongo que es de lo que se alimentan. Con mis propios ojos pude ver como las hormigas seleccionaban las hojas sin nutrientes y las amontonaban en una pila a una distancia prudencial de la entrada de la colonia.

 

hormigas amazonia ecuatoriana

 

 

Cada una de las hojas era revisada antes de entrar al hormiguero, por el bien y la supervivencia de la comunidad.

No toda la información que se obtiene es alimento para el cerebro, se hace necesario filtrarla primero.

 

 

 

¿Viajar enseña?

 

Seguro que habéis escuchado muchas veces decir que viajar enseña y que te hace más abierto y tolerante. Permitidme que os desmonte el mito. El mero hecho de hacer 1 viaje, 5, 10 o 100, más cerca o más lejos, no supone un ritual transformador.

Viajar te hace más tolerante solo si estás dispuesto a ello, no es automático, no es un botón ni la pastilla roja de Matrix, requiere de cierto trabajo de interiorización, de reflexión y de asimilación.

 

Mezquita de Estambul
Mezquita de Estambul

 

 

Viajar te hace más abierto, más tolerante y más empático… o no. Viajar no es la solución a tus problemas ni hará desaparecer tus fantasmas, si estos habitan en tu interior no importa lo lejos que vayas, ellos viajarán contigo, como el maullido que escuchaba de día y de noche el samurai.

 

esculturas Jizo cementerio Koyasan, Japón

 

 

Viajar te da la posibilidad de salir de la caverna, te saca de tu zona de confort, las sombras dejan de ser figuras bidimensionales, las proyecciones en la pared toman forma y se pintan de colores. Viajar pone frente a ti nuevas realidades, te permite conocer otras formas de pensar, de vivir y de entender el mundo. Te ayuda a conocerte mejor, a descubrir facetas de tu personalidad que desconocías y amplia tus horizontes… pero ¿siempre?

 

DMZ, Frontera de Corea del Norte

 

 

No, esto no es una verdad universal, ni viajar es una pócima mágica.

Ni los sellos en el pasaporte ni los kilómetros te hacen más sabio ni mejor persona, pero si te da la oportunidad de serlo, como tantas otras cosas y regalos que nos hace la vida y que hay que saber apreciar.

 

Chaqueta Polar Raid, Siberia

 

¿La pandemia nos ha convertido en mejores personas?

 

Por fortuna la gran mayoría de nosotros no hemos vivido guerras, ni hambrunas, tenemos un techo que nos cubre cada noche y comida que llevarnos a la boca cada día. Y tenemos salud, ese bien inmaterial de incalculable valor. Durante estos meses decenas de miles de personas han perdido a alguien por el Coronavirus, seres queridos de los que no se han podido despedir, que desaparecieron sin siquiera un último adiós. Otros tantos han visto como su vida pendía de un hilo, pero no era su momento y muchos otros han padecido la enfermedad con mayor o menor sufrimiento y con mucha incertidumbre. Hay quien ha perdido el trabajo o ha tenido que cerrar su empresa, hay quien ha vivido todas estas situaciones al mismo tiempo y hay quien ninguna de ellas, caprichos del azar.

 

Angel cementerio general de Valencia

 

 

 

Aunque lo que está claro es que nada volverá a ser igual, nunca lo es, todo es temporal, solo que parecíamos no ser conscientes de ello o simplemente no queríamos verlo. “Mañana” y “a la próxima” eran nuestros comodines para postergar muchas cosas, procrastinación de la propia vida. El mañana no existe, disfrutemos del hoy que estamos aquí, ese Carpe Diem tantas veces malinterpretado.

 

Calendario Chernobil

 

 

 

En el mes de marzo, al principio del confinamiento, eran muchas las voces que decían que de la pandemia saldríamos mejores como personas y como sociedad, yo cómo optimista por naturaleza creo en el poder transformador de las crisis. Que seríamos más solidarios, más empáticos y menos egoístas… como si de un viaje transfigurador se tratara. Esas voces se han ido apagando al mismo ritmo que los aplausos de las 8 de la tarde.

 

Balcones Nueva Orleans

 

 

Del mismo modo que la cuarentena ha sacado lo mejor de muchas personas, también ha dejado ver lo peor de otras tantas, los monstruos no los crean los confinamientos, solo estaban adormecidos. Las personas solidarias, comprometidas, entregadas y generosas han dado lo mejor de sí mismos, poniendo en riesgo su vida, su salud y su integridad para ayudar a los demás. Pero estos ya eran altruistas y buenas personas antes de la pandemia.

 

Calles de Cerdeña

 

 

Al mismo tiempo durante el confinamiento han aumentado los bulos, la manipulación, las estafas cibernéticas, ha incrementado un 70% el consumo de alcohol, se han intensificado los insultos, la crispación y las agresiones verbales en las redes sociales y hasta desde los mismos balcones de forma indiscriminada.

¿Saldremos mejores como personas? ¿Y cómo sociedad? Mi optimismo al respecto se tambalea.

 

Tres monos, Nikko, Japón

 

 

 

 

¿Viajar te enriquece como persona?

 

Aquí lo correcto siempre es hablar en primera persona “A mi viajar me enriquece como persona”. A los demás, no lo sé.

A estas alturas de la vida ya sabemos que no existen las verdades absolutas, la vida son matices y etiquetar, generalizar y clasificar es solo una forma de simplificarlo todo hasta el extremo. Nada es blanco y ni negro, hay una extensa gama de grises e infinitos códigos pantone.

 

 

 

En 2020 he tenido la suerte de poder hacer 2 viajes, a Omán y a Estados Unidos. Sí, viajar en 2020, ¡puedo decir que he sido una afortunada! Cuando hablo del viaje a Omán siempre digo que me hizo mejor persona, me tocó muy profundamente.

 

Nizwa, Omán

 

 

Probablemente fueron muchos los factores, personales y emocionales unos, circunstanciales y vivenciales en el país otros, pero no solo amplió mis horizontes, fue la comprobación práctica de que se es mejor como sociedad si cada uno de los individuos que la conforman se preocupan por ser mejores personas. Que la tolerancia como valor de comunidad existe solo si cada uno de los individuos o la mayoría de los que la forman, la practican día a día y que la paz es un frágil y delicado equilibrio que hay que cuidar a conciencia. El perdón, la tolerancia y la paz no son palabras vacías para llenar un discurso, solo el ejemplo y la práctica de cada una de ellas es lo que realmente les da vida y les otorga valor.

 

 

Recuerdos de Maidan, Ucrania

 

 

 

¿Y si no hemos aprendido nada?

 

No hace falta irse de viaje o sufrir una pandemia para mejorar como personas, puede que estas situaciones que nos sacan de golpe de nuestra zona de confort nos hagan replantearnos muchas cosas de nuestra vida, nos hagan priorizar, volver a valorar lo verdaderamente importante y nos den la opción de mirarnos al espejo, ser sinceros con nosotros mismos y cambiar todo aquello que no nos gusta de nosotros o de nuestra vida o simplemente conocernos mejor y disfrutar de nosotros sin tanta prisa. Pero puede que no, que nada de todo esto nos haya calado y volvamos a la nueva normalidad con el chubasquero vital que hace que nada entre, nada salga y todo nos resbale.

 

¿Y si después de todo no hubiéramos aprendido nada?

 

Desierto de Omán

 

 

 

Yo solo puedo dar gracias a la vida por permitirme seguir viviendo experiencias que enriquezcan los años cumplidos y vivir cada día como si fuera mi cumpleaños.

 

 

Outback, Australia

 

 

 

¿Saldremos mejores y más sabios? |  Mayo  2020  | Las sandalias de Ulises

 

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Soy Clara, una viajera emocional e intimista.

Cada viaje es un descubrimiento de una parte de mi, conocer otros lugares y culturas ha sido también una forma de conocerme mejor y crecer como persona. ... y cuando vuelves, ves que todo está igual pero tú ya no eres la misma.

También soy comunicadora de viajes en podcast, radio, televisión, charlas, eventos, y he colaborado en diversos proyectos turísticos.

La vida es el auténtico viaje y lo importante es disfrutar de cada etapa del camino, es por ello por lo que Las sandalias de Ulises es un blog de viajes camino a Ítaca.

Comments ( 2 )

  • Arol

    En parte (en parte) coincido contigo. Bueno, en muchos aspectos en realidad. Pienso que soy un poco más optimista, o ingenuo tal vez, en pensar que ayuda a llevarnos a un cambio.

    Pero también funciona como un filtro. Una tragedia, una catástrofe o un cambio es como un par de manos gigantes que se posan sobre la sociedad y pone a las personas en diferentes grupos. Algunos habrán “mejorado” otros “empeorado”.

    Y acabo de poner comillas a esas dos cualidades porque me acuerdo de mi maestro budista que me decía que todo, incluso los “malos” ayudan a hacernos crecer como sociedad.

    • Las sandalias de Ulises

      Eso es cierto, lo bueno de “los malos” es que nos ayudan a ver lo que no queremos ser y es una forma también de hacernos mejores, de ver que como individuos nos queda mucho por recorrer y que es muy fácil dejarse llevar y acabar teniendo más sobras que luces.
      Las tragedias nos sacuden, también a unos más que a otros, pero para bien o para mal, nunca volvemos a ser los mismos

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