Qué ver en Casablanca, un pedazo de su corazón en Marruecos
¿Por qué amamos un lugar? ¿Qué hace que allí quede un pedacito de nuestro corazón?
No es lo que vemos y hacemos allí, son los recuerdos de lo vivido lo que nos une para siempre con un rincón del mundo.
Y tal y como sucede con las personas, podremos olvidar lo que nos dijeron, podremos no recordar lo que hicieron, pero jamás olvidaremos lo que nos hicieron sentir.
Y allí estaba ella como la representación de un tiempo vivido, unas experiencias que le marcarían para siempre y le harían enamorarse perdidamente de Marruecos, de sus cambiantes paisajes, de su sabrosa gastronomía, de su fascinante cultura pero sobre todo, del corazón de su gente.

Su Marruecos había cambiado mucho, pero Casablanca seguiría siendo el rinconcito del mundo que también era su casa y que nunca abandonaría su corazón.
La ciudad también había cambiado, del mismo modo que lo había hecho él. A ambos les había sentado bien el paso del tiempo, la perspectiva que da la madurez, mirar atrás con agradecimiento por todo lo vivido.
Casablanca había crecido y se había modernizado, ahora por sus grandes avenidas circulaban modernos tranvías, y el verde de sus parques y jardines pintaban la ciudad, del mismo modo que el arte urbano lo hacía con algunas de sus paredes.
Aunque la ciudad seguía conservando esa esencia que tanto le había conquistado, especialmente en la Medina, donde ella, en su pequeña cueva, aún lo estaba esperando. Otro recuerdo imborrable del paso del tiempo. Esa abuela marroquí que la vida le había regalado y cuya llama se estaba ahora apagando lentamente.
Hoy te hablamos de...
- 1 Qué ver en Casablanca, un pedazo de su corazón en Marruecos
- 1.1 Historia de Casablanca
- 1.2 Qué ver y visitar en Casablanca: 14 lugares
- 1.2.1 1 Mezquita de Hassan II
- 1.2.2 2 La Medina
- 1.2.3 3 Barrio senegalés de Casablanca
- 1.2.4 4 Habbous, la medina nueva
- 1.2.5 5 Palacio Mahkamat al-Pasha
- 1.2.6 6 Mercado de la Carne de Casablanca
- 1.2.7 7 Marche Central (Mercado Central)
- 1.2.8 8 Restaurante La Sqala
- 1.2.9 9 Casablanca, la película
- 1.2.10 10 Plaza Mohammed V
- 1.2.11 11 Parque de la Liga Árabe
- 1.2.12 12 Antigua catedral del Sagrado Corazón de Casablanca
- 1.2.13 13 Boulevard de la Corniche
- 1.2.14 14 Sidi Abderrahman
- 1.2.15 Mejor seguro de viaje para Marruecos
- 1.2.16 Artículos relacionados:
Bañada por el Océano Atlántico, Casablanca es la mayor ciudad de Marruecos y su capital económica, ya que su capital administrativa es Rabat.
La ciudad tiene también el mayor puerto de Marruecos y uno de los más transitados de África. Este puerto en cierta manera también había escrito su historia.
Historia de Casablanca
Lo que hoy conocemos como Casablanca era siglos atrás la ciudad de Anfa, un asentamiento fundado por los amaziges en torno al siglo VII d.C.
Ya en el siglo XV, los portugueses arrasaron la población y construyeron una fortaleza militar, costumbre la de los lusos de construir fortalezas en todos los puertos a lo que llegaban, desde Casablanca hasta Omán.

Alrededor de ella crecería lo que ellos llamarían Casablanca y que hoy se correspondería con la zona de la actual medina.
Casi toda la ciudad quedaría destruida en 1755 por el terremoto de Lisboa. Unos pocos años después, el sultán Ben Abadia, reconstruiría la ciudad llamándola Dar El Beida (Casa Blanca, en árabe), aunque tiempo después pasaría a llamarse Casablanca.
A principios del siglo XX, Francia y España se repartieron la influencia en Marruecos, quedando la ciudad bajo protectorado francés hasta la independencia total del país en 1956.
Qué ver y visitar en Casablanca: 14 lugares
1 Mezquita de Hassan II
La Mezquita de Hassan II es una de las mezquitas más impresionantes y bellas del mundo.
A modo de isla, está situada en una península artificial sobre el mar. Hassan II, quien la mandó construir, se inspiró en el verso del Corán que dice que “El trono de Dios se erigió sobre las aguas”.

Tras su inauguración en los años 90 la Mezquita de Hassan II se convirtió en la tercera más grande del mundo después de La Meca y Medina.
De estilo morisco, en su construcción se emplearon unos 80 millones de horas de trabajo, más de 12 mil artesanos trabajaron en su construcción y en toda su artesanía interior, que es bellísima, la madera, el estuco… Cada uno de los detalles está cuidado al milímetro, una absoluta maravilla. Por supuesto, también trabajaron miles de arquitectos, ingenieros y obreros.

Toda ella es monumental. La sala de oración puede albergar hasta 25.000 personas y la explanada exterior tiene capacidad para cerca de 80.000 fieles.
Además de la zona de oración, hay un espectacular espacio subterráneo para abluciones y un hammam, además de una biblioteca pública, una escuela coránica y un museo.
En su construcción además de la más delicada artesanía se aplicaron también las tecnologías más punteras, suelo calefactable y un techo corredizo de 3400 metros cuadrados, cuyo peso es superior a una tonelada y se abre y se cierra por completo en apenas cuatro minutos.

Como si de un marco se tratara, la madera delicadamente tallada y pintada del techo encuadraba un cielo azul intenso, la luz del sol iluminaba el interior de la sala de oración, el mármol parecía aún más claro y los detalles del estuco brillaban con más intensidad. Todo un regalo tener la fortuna de poder ver el cielo de la mezquita abierto.
Con 200 metros de altura, su imponente minarete puede verse desde casi cualquier rincón de Casablanca. Y por las noches desde lo alto del mismo un rayo luminoso con un alcance de 30 kilómetros es proyectado en dirección a La Meca.
Todo es monumental en esta espectacular mezquita, que es además la única de Marruecos que puede ser visitada por los no musulmanes

2 La Medina
De callejuelas estrechas, la medina es la ciudad vieja, la zona más tradicional de Casablanca.
La medina de Casablanca está rodeada por una muralla de cuatro kilómetros con ocho puertas y merece mucho la pena perderse por sus calles, donde vive y trabaja la gente. Y digo perderse, porque además es fácil que esto suceda y acabes saliendo por otro lugar o descubriendo cosas que ni imaginas.
Es el alma de Casablanca, el de la familiaridad vecinal, donde todos se conocen y por qué no decirlo también, se cuidan, dónde las puertas están abiertas y el té para las visitas preparado.
Donde los niños juegan al fútbol, los artesanos trabajan en sus talleres, los mecánicos reparan los coches de los vecinos, donde se compran las mejores galletas y rosquillas, y donde en una esquina el olor a pan te hipnotiza y en otra el olor de las gallinas anestesia por completo tu sentido del olfato.
Sin grandes lujos, genuina y local, desde sus panaderías hasta el hamman.

3 Barrio senegalés de Casablanca
Como si cruzáramos una frontera, dentro de la propia medina aparece ante nosotros un pequeño Senegal. Allí se encuentra el mercado senegalés, donde compran y venden productos la comunidad del país subsahariano de Casablanca, que es además bastante numerosa. Las peluquerías son el centro social del mercado senegalés y al adentrarme por sus estrechos pasillos entre secadores y pelucas, me sentí como si estuviera de nuevo en las calles de Touba, Mako e incluso Dakar. Un viaje al corazón de Senegal sin salir de Casablanca.
4 Habbous, la medina nueva
Al caer la noche en este barrio, uno de los más antiguos de Casablanca, reina el silencio más absoluto. Las arconadas y callejuelas construidas en 1916 por los arquitectos franceses quedan desiertas, a excepción de los bancos y jardines, que se convierten en el punto de encuentro, con los amigos, con la pareja o con la soledad de la noche estrellada. Las motos que suben y bajan rompen el silencio de unas calles que de día parecen otras.

Una tenue iluminación amarillenta entre sus arcos y calles vacías nos regala una imagen de película, un escenario sin igual que se construyó respetando el estilo más tradicional, aunque cumpliendo con las normas del urbanismo moderno convirtiéndose en un ejemplo único de reconstrucción de una medina.
De día el distrito de Habbous es puro movimiento y color, los escaparates de las tiendas de ropa tradicional lucen sus mejores galas. Mis ojos no podían resistir la tentación, todas y cada una de las piezas, tanto para hombre como para mujer, me parecían absolutas joyas. El colorido de las babuchas de piel, las elegantes telas de la ropa de hombre y los brillos de la ropa de gala de mujer ejercían una hipnosis sobre mí, ¡me lo llevaría todo!
-“¿Y para qué ocasión?”, me vino a la mente esta pregunta que si pudiera hablar, probablemente me hubiera formulado el espectácular vestido morado que me compré en la tienda de ceremonia del barrio magrebí de París.
– “La encontraremos”, le contesté a modo de pensamiento.
– “¡Habrá que encontrarla de una vez!” me dije a mí misma a modo de diálogo interno.
Entre telas y vestidos, en este barrio abundan también los libros, Habbous tiene la mayor concentración de librerías de toda la ciudad.
El barrio se caracteriza también por la presencia de numerosos edificios de la época del protectorado francés, como el precioso Mahkamat al-Pasha.

5 Palacio Mahkamat al-Pasha
Este palacio, que desde el exterior parece un castillo, fue construido por los franceses en 1940 y era la residencia del gobernador.

Aunque su construcción data de mediados del siglo XX, fue realizado utilizando los métodos más tradicionales. En él podemos ver elementos arquitectónicos artesanales hispano árabes como el zelllige (un tipo de mosaico ornamental realizado con trozos de ladrillos de colores), estucos, madera de cedro tallada y techos de tejas verdes.
Un palacete de estilo morisco pero construido en plena Segunda Guerra Mundial, como la misma película de Casablanca.

6 Mercado de la Carne de Casablanca
Muy cerca de Habbous se encuentra el mercado de la carne, uno de mis lugares favoritos para comer y el sitio perfecto si lo que buscas es empaparte de la cultura gastronómica local.
Allí los carniceros tienen sus puestos en los que muestran sus piezas de carne, apetecibles y frescas. Puedes elegir la carne que tú quieras, la compras en la carnicería y te las cocinan allí mismo en los restaurantes tipo parrilla que rodean a los puestos de carne. Sentándote allí mismo a comértela en sus mesas en la calle. De la carnicería al plato, la pareja perfecta.

Carne muy fresca y sabrosa, de ternera, de cordero y también de dromedario. Desde que volví de mi viaje a Omán unas semanas antes de que el mundo se parara por completo, no había podido volver a comer carne de dromedario, aún recuerdo aquella hamburguesa que nunca debió ser picante y que devoraba a mordiscos mientras mi lengua ardía y mis ojos se llenaban de lágrimas.
Tenía muchas ganas de volver a comerla y aquella iba a ser la ocasión perfecta.
Es sencillo distinguir los puestos que la venden, ya que tienen una gran cabeza de dromedario o unas patas colgando. Impactante, puede, aunque no deja de ser su forma de mostrar el producto como cuando en mi infancia los conejos y sus dientes y ojos saltones copaban la primera línea de los escaparates de las carnicerías.

7 Marche Central (Mercado Central)
Ese mismo sistema, pero en pescado, se utiliza en el Mercado Central, allí puedes comprar el pescado que quieras, desde atún rojo hasta ostras y en los restaurantes dentro del mismo mercado al aire libre te lo cocinan y te lo comes en sus mesas colindantes. Producto fresco y de la mejor calidad, recién cocinado.
El Mercado Central está en el barrio art déco, el barrio colonial francés en el que se dejan ver preciosos edificios con espectaculares fachadas, llenos de ornamentos y decoraciones detalladas, unos algo restaurados, otros no tanto.
Hoy un moderno tranvía recorre la avenida principal.

8 Restaurante La Sqala
Situado tras las murallas de la antigua medina, en un bastión fortificado del siglo XVII que aún conserva los cañones del antiguo puesto defensivo, se encuentra el Restaurante La Sqala, un restaurante morisco que es, además, monumento histórico de la ciudad.

En su patio interior un bonito jardín andaluz, con sus fuentes, es el protagonista.
Es posible comer en el jardín junto a las fuentes y también en sus espacios acristalados, creándose así distintos ambientes.
Ofrece diferentes posibilidades para degustar la gastronomía marroquí, desde desayunos muy completos, meriendas y, por supuesto, comidas y cenas. Poder disfrutarlo en este lugar es toda una experiencia que hay que vivir en Casablanca.

9 Casablanca, la película
Casablanca es además famosa por la película que lleva su nombre y que se desarrolla en la ciudad marroquí durante la Segunda Guerra Mundial.
Hollywood nunca imaginó que esta película se convertiría en uno de los mayores clásicos del cine. La emoción y sensibilidad del momento se veía reflejada en las vivencias de los propios actores, la mayoría de origen europeo. Estos habían tenido que huir con ocasión de la guerra, y ello contribuyó a transmitir esos sentimientos que estaban a flor de piel.
Rick’s Café
Aunque la película protagonizada por Humphrey Boghart se filmó entera en los estudios de Hollywood, muchos turistas acudían a Casablanca en busca del Rick’s Café sin encontrarlo, ya que este había nacido en el imaginario de Hollywood.
Finalmente la ciudad decidió convertirlo en realidad y construir el Rick’s Café, cuyo interior está decorado tal y como aparece en la película.
Es un lugar nuevo, pero histórico al mismo tiempo y bastante exclusivo.

10 Plaza Mohammed V
Esta plaza es el corazón de Casablanca y contiene numerosas joyas arquitectónicas. Muchos de los edificios que la rodean son de estilo mudéjar, combinan influencias marroquíes y francesas. Entre ellos el precioso Palacio de Justicia, el Banco Nacional o la Prefectura.
Es una plaza muy grande que los habitantes de Casablanca utilizan como zona de ocio y esparcimiento, tanto familiar, como de los jóvenes y a todas horas del día tiene mucho ambiente.

11 Parque de la Liga Árabe
Muy cerca de la Plaza Mohammed V se encuentra el pulmón verde de Casablanca, el Parque de la Liga Árabe, que es el parque favorito de sus habitantes.
Este gran parque tiene mucha vida en todas las épocas del año, en verano además es ideal para resguardarse del duro calor de estío. Solo es posible perderse por entre sus árboles de día, ya que durante la noche cierra sus puertas.
12 Antigua catedral del Sagrado Corazón de Casablanca
Muy cerca del Parque de la Liga árabe está la catedral que nunca fue Catedral, la antigua catedral del Sagrado Corazón de Casablanca, que se llamó así por su monumentalidad
Construida en la década de 1930, de estilo neogótico, está inspirada en la estética de las catedrales góticas europeas, aunque con toques art decó y neo-moriscos. Un edificio muy particular y único.
Dejó de prestar sus servicios como iglesia en 1956, después de la independencia de Marruecos. Tras un periodo de abandono y una posterior profunda restauración, ahora es un centro cultural.
Rodeada por verdes jardines, de noche se ilumina por completo dándole aún si cabe un aire de mayor majestuosidad.

13 Boulevard de la Corniche
Bordeando la costa atlántica, acariciado por el viento marino se encuentra hoy la zona de ocio más lujosa de Casablanca, un paseo de casi 3 kilómetros paralelo al mar. Allí se concentran algunos de los mejores hoteles, discotecas, restaurantes internacionales y centros comerciales de la ciudad.
Las vistas del Océano Atlántico son espectaculares, como sus kilometricas playas ideales para bañarse en verano. Reinando en el horizonte, la Mezquita de Hassan II que se ve desde kilómetros de distancia.
14 Sidi Abderrahman
En la costa de la Corniche se encuentra uno de los lugares más particulares de Casablanca, el Santuario de Sidi Abderrahman.
Sidi Abderrahman es una pequeña isla que hoy está conectada a tierra firme por un puente. Debe su nombre a que allí se encuentra enterrado Sidi Abderrahman, un morabito, una especie de santo y sabio en vida para el Islam, que llegó de Bagdad en el siglo XIX y se instaló en este islote. Vivió allí hasta el fin de sus días y allí está su tumba que es, desde aquel día, lugar de peregrinación.

Pero la magia del lugar no termina ahí, mientras las olas golpean contra las rocas, las ovejas van en busca de algo que llevarse a la boca junto al mar y los músicos tocan en el puente, es posible ver el futuro.
Alrededor de este santo lugar, en la misma isla, en el interior de las pequeñas casas blancas de puertas de madera que rodean la tumba del morabito, las adivinas leen el futuro calentando estaño.

Casablanca, qué grata sorpresa, una gran ciudad, pero agradable y acogedora al mismo tiempo, moderna y tradicional, donde la vida diaria sigue su curso con o sin turistas y donde es imposible quedarse con hambre, las calles huelen a pan recién hecho y que saben aún mejor.
Doy un último sorbo al té con mucho azúcar, me parece una delicia, no sé cuántos litros llevo ya, es una de mis perdiciones en Marruecos. Lo de ponerle miel al pan con aceite, no me lo había planteado hasta ese día, pero siempre hay que hacer caso a los locales y en este caso, ellos entienden de dulce más que nadie.
Cierro los ojos y puedo oír la música.
«Tócala una vez, Sam, en recuerdo de los viejos tiempos»
Siempre nos quedará… Casablanca
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Casablanca, un pedazo de su corazón en Marruecos | JuLio 2023 | Las sandalias de Ulises
Soy Clara, una viajera emocional e intimista.
Cada viaje es un descubrimiento de una parte de mi, conocer otros lugares y culturas ha sido también una forma de conocerme mejor y crecer como persona. ... y cuando vuelves, ves que todo está igual pero tú ya no eres la misma.
También soy comunicadora de viajes en podcast, radio, televisión, charlas, eventos, y he colaborado en diversos proyectos turísticos.
La vida es el auténtico viaje y lo importante es disfrutar de cada etapa del camino, es por ello por lo que Las sandalias de Ulises es un blog de viajes camino a Ítaca.