Al alba venceremos…

Tiempo de lectura: 4 min

 

Turandot en la Ópera de Varsovia

…viajes de confinamiento

 

 

Está lloviendo, escucho las gotas golpear el cristal mientras acabo de vestirme, me subo la cremallera de pequeños dientes dorados del vestido rojo. Hacía tanto que no me lo ponía que ya no recordaba que solo cubría media espalda.

 

Se siguen pudiendo contar las vértebras reflejadas en el espejo como cuando me lo compré para ir a la opera de Varsovia, aunque en aquella ocasión me venía un poco más holgado, quizá demasiado.

 

Se nota en él el paso de los años, como en mí, pero parece una buena ocasión para ponérselo, el rojo tiene propiedades transformadoras, aporta coraje y actitud positiva ante la vida, por algo la barra de labios Ruby Woo de M.A.C es el pintalabios más vendido del mundo.

 

Mi barra de labios

 

 

 

Esta vez no me espera Turandot, de hecho, no me espera nadie, seguimos en cuarentena, hace más de 10 días que no salgo ni a comprar y tú tampoco podrás venir esta noche.

 

Lástima, ahora que había aprendido a hacer risotto, aunque tampoco podría acompañarlo un vino blanco, ni tinto, ni rosado, de eso si queda en el supermercado, pero ya sabes que yo no bebo. También fue complicado encontrar el queso perfecto, pero nadie más que yo podrá juzgar mi plato y por supuesto estará delicioso.

 

 

 

 

Tomo asiento y mientras se escucha a la orquesta poner a punto sus instrumentos miro el techo del espectacular Teatro Wielki, me da la sensación de estar contemplando la superficie lunar. Qué hubiera dado Neil Armstrong por tener a una orquesta filarmónica poniendo música a sus pasos. ¿Qué aria hubiera elegido él para la ocasión?

 

 

Opera de Varsovia

 

 

 

Se apagan las luces, estoy nerviosa a la par que emocionada, durante el viaje en tren desde Poznan, como me gustan los trenes polacos, me he ido leyendo el libreto, no contaba con que fuera posible seguir los subtítulos en otros idiomas, como en la Scala de Milán, donde se estrenó la ópera inconclusa de Puccini, y yo.

 

 

Mi estreno en la Scala de Milán

 

 

Tantas horas de tren, tantos kilómetros recorridos por Polonia arriba de los PKP. Se me dibuja una sonrisa en el rostro, cuantos recuerdos. Esos habitáculos de 6 en los que he leído a Czesław Miłosz en los que he dormido, reído, comido y hasta hablado lenguas extrañas. Desde cuyos cristales he visto nevar, llover y salir el sol al alba. Aquella larga noche en el pasillo abarrotado de gente tras una interminable espera en la estación, otras en la más absoluta soledad con prácticamente todo el vagón para mí. 12 horas en tren hasta Olsztyn, otras 12 hasta Zakopane, Suwalki, Tarnów, Kielce… tantos lugares, tantas horas observando paisajes, pero también a la gente que sube y baja en cada estación, como en el tren de la vida. Si no has subido en uno de esos vagones, no conoces Polonia.

 

 

Trenes Polonia, PKP Poznan

 

 

 

La puesta en escena es de las más modernas que he visto nunca, no sé qué le hubiera parecido a Puccini, aunque jamás pudo ver su estreno, la muerte le sorprendió con Turandot sin terminar. El escenario da vueltas entre cortinas blancas y luces, no se ven las murallas de la Ciudad Prohibida, pero están.

 

¡Pueblo de Pekín! La ley es ésta:

Turandot la Pura, esposa será de aquel

que, siendo de sangre real,

desvele los tres enigmas que ella le proponga

 

La princesa Turandot impone a la par que impresiona, fría, distante y cruel, pero frágil al mismo tiempo, acompañada por una voz de soprano dramática prodigiosa.

 

Blanca como el jade,

fría como esa espada,

¡es la bella Turandot!

 

 

 

 

 

Su impiedad es fruto de la sed de venganza por la muerte de su antepasada Lou- Ling a manos de un extranjero. Por ello todos los príncipes que quieran conquistarla deben pasar por una prueba mortal, resolver los 3 enigmas.

 

¡Extranjero, no tientes a la fortuna!

¡Los enigmas son tres, la muerte sólo una!

Calaf acepta el osado reto aún consciente de que le puede costar la vida.

 

 

Turandot proclama el primer enigma

 

“En la oscura noche vuela un fantasma iridiscente.

Asciende y despliega las alas sobre la negra e infinita humanidad.

Todo el mundo le invoca, y todo el mundo le implora.

Mas, el fantasma desaparece con la aurora para renacer luego en los corazones.

¡Y cada noche nace, y cada día muere!”

 

¡Es la esperanza!

Contesta acertadamente el príncipe Calaf

 

 

“Cimbrea como una llama, y no es una llama.

Es acaso un delirio.

¡Es fiebre de ímpetu y ardor!

La inercia lo transforma en abandono.

Si te pierdes o pereces, se enfría.

Si sueñas con la conquista,

¡arde y arde!

Su voz vibrante tú escuchas,

¡mas, es el vívido resplandor del ocaso!”

 

Recita con ira Turandot

 

Arde, y a la vez languidece,

si tú me miras, en mis venas:

¡Es la sangre!

 

Descifra correctamente Calaf

 

“Hielo que te cría fuego,

¡y por tu fuego más su hielo crece!

¡Luminosa y oscura!

Si libre te quiere, te hará aún más esclavo.

Si como esclavo te acepta, ¡te hará rey!”

 

Entona con sonrisa perversa Turandot

 

Calaf se pone en pie y exclama

¡Mi fuego te deshiela: Es Turandot!

 

 

 

 

 

Calaf ha acertado los tres enigmas y Turandot le suplica al Emperador que rompa el juramento y no entregue a su hija a manos del extranjero.

 

El príncipe profundamente enamorado de Turandot, a pesar de haber resuelto los tres enigmas, le propone a la princesa un acuerdo. Un solo acertijo, si ella averigua su nombre antes del alba, él al alba morirá.

 

 

 

 

 

Suena el móvil

“¿Cómo estás?”

Tu dulce voz me saca de mi trance y dibuja en mis labios carmín una sonrisa.

“Aquí, cenando con Puccini, digo para mis adentros.”

 

Tras una larga conversación vuelvo de nuevo al teatro Wielki, allí, por sorpresa en el descanso me espera un cóctel, entre lámparas de cristal, espejos y cortinas de terciopelo. Que regalos me hace la vida a veces, creo que he sido muy afortunada.

 

 

Opera de Varsovia

 

 

Vuelvo a mi asiento, es ya el último acto, Calaf se está jugando la vida por su amor a la princesa. El corazón de Turandot sigue frío como el hielo, suerte no ser como ella. ¿Qué sentido tiene castigar a todos por un sufrimiento ajeno? La belleza idealizada de los espíritus atormentados por fantasmas de pasado.

 

 

 

 

 

 

Nessun dorma- Luciano Pavarotti

 

 

 

¡Que nadie duerma!

Tampoco tú, oh Princesa,

que en tu fría estancia

miras las estrellas,

temblorosas de amor y de esperanza.

Mas, mi misterio se oculta en mí,

¡mi nombre nadie lo sabrá!

No, sobre tus labios lo diré,

cuando la luz vuelva a brillar.

Y con mi beso se romperá

este silencio que te hará mía.

 

¡Disípate, oh noche! ¡Poneos, estrellas!

¡Al alba, yo venceré!

 

 

 

Un escalofrío de emoción me recorre la espalda, ni que el vestido rojo sea de manga larga puede evitar que se me erice la piel, Nessun dorma traspasaría el más grueso de los tejidos, es simplemente sublime.

 

Todo el público de la ópera de Varsovia se pone en pie, no es el final, pero sin duda sí es el momento más esperado de esta ópera.

 

 

 

 

 

Tras la larga noche los primeros rayos de sol comienzan a iluminar el cielo de Pekín, suenan las trompetas de palacio.

Turandot se dirige a su padre para comunicarle que sabe el nombre del extranjero.

Il suo nome è… Amor!

 

El pueblo estalla de júbilo y el coro canta al unísono la última estrofa que conmueve a público y orquesta por igual. Un broche de oro que cierra una representación magnífica. Los aplausos hacen vibrar el Teatro Wielki desde sus cimientos más profundos.

 

 

Opera Nacional de Varsovia

 

 

 

Aún en una nube musical bajo las escaleras de la Ópera Nacional de Varsovia, cubiertas por una alfombra roja, mucho más emocionada que si mis pies estuvieran recorriendo la moqueta del Teatro Kodak. Se ha hecho de noche, las luces iluminan el majestuoso edificio con sus imponentes columnas. Tras su reconstrucción en 1965 el Teatro Wielki se convirtió y sigue siendo, uno de los teatros más grandes del mundo.

Varsovia, mi Varsovia, como siempre renaciendo de sus cenizas como el Ave Fénix.

 

¿Qué es la vida sino renacer constantemente?

 

 

 

 

 

Abro el balcón, es de noche cerrada, ahora no hay nadie aplaudiendo, probablemente tú ya te encuentres entre los brazos de Morfeo, el silencio es absoluto, miro al cielo y en mi cabeza se escucha una voz.

 

Dilegua, o notte!

Tramontate, stelle!

All’alba vincerò! Vincerò!

 

Al alba venceremos

 

 

Amanecer, Playa de Xeraco

 

 

 

Sección VIAJE EMOCIONAL

 

 

 

Al alba venceremos… Turandot en la Ópera de Varsovia | Abril 2020  | Las sandalias de Ulises

 

 

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Soy Clara, una viajera emocional e intimista.

Cada viaje es un descubrimiento de una parte de mi, conocer otros lugares y culturas ha sido también una forma de conocerme mejor y crecer como persona. ... y cuando vuelves, ves que todo está igual pero tú ya no eres la misma.

También soy comunicadora de viajes en podcast, radio, televisión, charlas, eventos, y he colaborado en diversos proyectos turísticos.

La vida es el auténtico viaje y lo importante es disfrutar de cada etapa del camino, es por ello por lo que Las sandalias de Ulises es un blog de viajes camino a Ítaca.

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Jaime
Jaime
4 años antes

Si, Il mío nome è amore…y de tus labios pronunciado nace la condena más dulce.
Grande, Clara, grande e iluminador como el fantasma iridiscente que cada noche nace…Al alba, venceremos.